Parroquia, Santa Clara, Villa Clara, 12 de noviembre del 2009 (FDC). Santa Clara ha tenido muchos hijos que han brillado en su firmamento. Una de ellas fue la poetisa y educadora María Dámasa Jova. Escribió sus primeros versos para una publicación infantil llamada “La Edad de Oro” y publicó varias composiciones sobre motivos escolares como la titulada “El día de Martí”.
Dió a la publicidad un tomo de sus versos “Arpegios Íntimos”, con prologo del doctor Sergio Cuevas, en 1925. Su dedicación a las letras y sentimientos altruistas le merecieron el respeto de su pueblo, al ofrendar la colecta de la venta del libro, a los niños pobres del dispensario “El Amparo” y a favor de los enfermos que socorría la logia “Perseverante” de Santa Clara.
Por todo ello, la ciudad acordó darle un justo reconocimiento. Fue este según narra la prensa de la época: “la más simpática, confraternal y justa de las fiestas efectuadas en Santa Clara, sin que tenga precedente en los anales de la ciudad”, apuntaba el periodista Rafael Doménech, en el periódico La Correspondencia de Cienfuegos, en septiembre de 1925.
La Cámara Municipal le otorgaría un diploma de honor, el 10 de octubre de 1925. Pero transcurrió este día, sin que este se entregase y el 26 de diciembre el alcalde, David Rodríguez Meulener le comunicó el acuerdo, mediante el cual se le entregaría el título de Honor al Mérito a la señorita Antonieta Gómez y a ella, el primero de enero de 1926.
Por haberse enfermado Antonieta y como era general deseo de entregar el premio a ambas, hizo que se pospusiera este, para el día 24 de febrero. Quiso la municipalidad que el solemne acto no se efectuara en el Palacio Municipal y si en el receptáculo de la cultura de la ciudad en aquella época, es decir, en el templo “Minerva del El Ateneo de Villa Clara”.
Este acto había despertado todo el interés de la ciudad, que sentía admiración por las dos féminas, representativas, una de la raza blanca y otra de la negra. Por eso, el gesto del cabildo de trasladarse al “Ateneo”, llenó de justa alegría a toda la villa, que veía como el ayuntamiento se anotaba en su haber otra victoria moral.
Señalada la fecha del 24 de febrero, desde temprano la cuadra en que estaba enclavado el lugar para la actividad, se vió invadida por un numeroso público. A las 10: 00 a.m. por orden del alcalde municipal se prohibió el tráfico de vehículos, para facilitar a la banda del municipio se apostara frente del local.
A esa hora no se cabía en El Ateneo. Momentos después, dió comienzo el acto y ocupó la presidencia el alcalde, junto con las homenajeadas estaba el señor cónsul de España Fernando Estrems. Además en la tribuna el presidente del Ateneo Sergio R. Álvarez, el presidente del Liceo Villa Clara, el abogado Pedro Pérez Ruiz y otras personalidades locales.
El doctor Ángel Estapé, inició el acto e hizo uso de la palabra en nombre de la alcaldía y expresó que esta, con los diplomas entregados quería estimularlas en su noble labor. A la vez, que les sirviera de ejemplo y animara a los demás cultivadores de la métrica a editar sus obras.
Acto seguido la señorita Jova, dió lectura a un canto a Villa Clara muy inspirado y la señora Gómez de García Ramos, a un soneto a la ciudad. El alcalde les entregó los pergaminos y el presidente del Ateneo unos lindos ramos, mientras la banda ejecutaba el Himno de la Patria.
Posteriormente y con la banda a la cabeza, se organizo una manifestación hasta el parque “Leoncio Vidal”. Llegada esta ante la estatua de Marta Abreu, el doctor José Serra Padriza pronunció un bellísimo discurso, donde estudió la personalidad de los poetas en el período de las conspiraciones contra España, durante las guerras independentistas y después en la república.
Acto seguido las poetisas depositaron flores en el pedestal de la estatua y la banda ejecutó otra vez el Himno Nacional. Además de triunfar en su terruño, las letras cubanas obtuvieron también un gran triunfo en Europa, porque su ilustre poetisa, de color ébano, fue justamente premiada en la Exposición Internacional de Sevilla, en 1930.
Ella, había recibido ya, el reconocimiento a su genio poético de cubanos tan insignes como Enrique José Varona, Rafael Montoro y Manuel Márquez Sterling. Pero su triunfo en tierras españolas puede considerarse como uno de sus mayores lauros, pues Sevilla, patria de inmortales poetas, acabó por hacer justicia a los versos primorosos de esta ilustre cubana.
Con una grande y bella trayectoria poética, que partió de Santa Clara y se extendió por toda Cuba, hasta llegar al Viejo Mundo, cultivó el arte mago y divino de Homero y Virgilio. Muy a pesar de muchos, hoy en día, en la noche de nuestro actual firmamento, su luz se ha tornado del color de su piel.
Dió a la publicidad un tomo de sus versos “Arpegios Íntimos”, con prologo del doctor Sergio Cuevas, en 1925. Su dedicación a las letras y sentimientos altruistas le merecieron el respeto de su pueblo, al ofrendar la colecta de la venta del libro, a los niños pobres del dispensario “El Amparo” y a favor de los enfermos que socorría la logia “Perseverante” de Santa Clara.
Por todo ello, la ciudad acordó darle un justo reconocimiento. Fue este según narra la prensa de la época: “la más simpática, confraternal y justa de las fiestas efectuadas en Santa Clara, sin que tenga precedente en los anales de la ciudad”, apuntaba el periodista Rafael Doménech, en el periódico La Correspondencia de Cienfuegos, en septiembre de 1925.
La Cámara Municipal le otorgaría un diploma de honor, el 10 de octubre de 1925. Pero transcurrió este día, sin que este se entregase y el 26 de diciembre el alcalde, David Rodríguez Meulener le comunicó el acuerdo, mediante el cual se le entregaría el título de Honor al Mérito a la señorita Antonieta Gómez y a ella, el primero de enero de 1926.
Por haberse enfermado Antonieta y como era general deseo de entregar el premio a ambas, hizo que se pospusiera este, para el día 24 de febrero. Quiso la municipalidad que el solemne acto no se efectuara en el Palacio Municipal y si en el receptáculo de la cultura de la ciudad en aquella época, es decir, en el templo “Minerva del El Ateneo de Villa Clara”.
Este acto había despertado todo el interés de la ciudad, que sentía admiración por las dos féminas, representativas, una de la raza blanca y otra de la negra. Por eso, el gesto del cabildo de trasladarse al “Ateneo”, llenó de justa alegría a toda la villa, que veía como el ayuntamiento se anotaba en su haber otra victoria moral.
Señalada la fecha del 24 de febrero, desde temprano la cuadra en que estaba enclavado el lugar para la actividad, se vió invadida por un numeroso público. A las 10: 00 a.m. por orden del alcalde municipal se prohibió el tráfico de vehículos, para facilitar a la banda del municipio se apostara frente del local.
A esa hora no se cabía en El Ateneo. Momentos después, dió comienzo el acto y ocupó la presidencia el alcalde, junto con las homenajeadas estaba el señor cónsul de España Fernando Estrems. Además en la tribuna el presidente del Ateneo Sergio R. Álvarez, el presidente del Liceo Villa Clara, el abogado Pedro Pérez Ruiz y otras personalidades locales.
El doctor Ángel Estapé, inició el acto e hizo uso de la palabra en nombre de la alcaldía y expresó que esta, con los diplomas entregados quería estimularlas en su noble labor. A la vez, que les sirviera de ejemplo y animara a los demás cultivadores de la métrica a editar sus obras.
Acto seguido la señorita Jova, dió lectura a un canto a Villa Clara muy inspirado y la señora Gómez de García Ramos, a un soneto a la ciudad. El alcalde les entregó los pergaminos y el presidente del Ateneo unos lindos ramos, mientras la banda ejecutaba el Himno de la Patria.
Posteriormente y con la banda a la cabeza, se organizo una manifestación hasta el parque “Leoncio Vidal”. Llegada esta ante la estatua de Marta Abreu, el doctor José Serra Padriza pronunció un bellísimo discurso, donde estudió la personalidad de los poetas en el período de las conspiraciones contra España, durante las guerras independentistas y después en la república.
Acto seguido las poetisas depositaron flores en el pedestal de la estatua y la banda ejecutó otra vez el Himno Nacional. Además de triunfar en su terruño, las letras cubanas obtuvieron también un gran triunfo en Europa, porque su ilustre poetisa, de color ébano, fue justamente premiada en la Exposición Internacional de Sevilla, en 1930.
Ella, había recibido ya, el reconocimiento a su genio poético de cubanos tan insignes como Enrique José Varona, Rafael Montoro y Manuel Márquez Sterling. Pero su triunfo en tierras españolas puede considerarse como uno de sus mayores lauros, pues Sevilla, patria de inmortales poetas, acabó por hacer justicia a los versos primorosos de esta ilustre cubana.
Con una grande y bella trayectoria poética, que partió de Santa Clara y se extendió por toda Cuba, hasta llegar al Viejo Mundo, cultivó el arte mago y divino de Homero y Virgilio. Muy a pesar de muchos, hoy en día, en la noche de nuestro actual firmamento, su luz se ha tornado del color de su piel.
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