Ranchuelo, Villa Clara, 19 noviembre del 2009 (FDC). Según el diccionario Larousse, el vocablo avión se traduce como: “Vehículo aéreo más pesado que el aire, capaz de desplazarse en la atmósfera mediante una o varias hélices propulsoras o mediante la expulsión de gases…..”.
El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, define al avión de: “Aeronave más pesada que el aire, provista de alas, cuya sustentación y avance son consecuencia de la acción de uno o varios motores”. Paradójicamente, para los residentes en Cuba es algo de tamaño mayor.
Un número considerable de pobladores cubanos nunca han viajado una aeronave, por los obstáculos que impone el gobierno en el poder. Cientos de ellos lo gestionan sin cesar, como única forma de obtener un suspiro en su medio económico y social. La generalidad lo ve como el medio idóneo para resolver las dificultades que abaten sus hogares.
Tras el surgimiento de las denominadas colaboraciones, cientos de médicos, deportistas, maestros y otros técnicos de diferentes especialidades se adhieren a las denominadas Bolsas de Empleo en el Extranjero, como única vía de partir hacia Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Ecuador. Cualquier país del continente asiático, africano y hasta al empobrecido Haití.
Aunque el gobierno cubano difunde al universo, que estos llamados “internacionalistas” viajan a países vecinos para apoyar a los necesitados, la realidad no es así. Es el modo de adquirir equipos electrodomésticos, muy difíciles de obtener en su país. Tales como un televisor, ventilador, computadora o un DVD.
Con el dinero acumulado durante los tres, cuatro o cinco años de misión u “colaboración”, según la clasificación gubernamental establecida. Estos tienen la posibilidad de hacerse de una vivienda o un auto. Además de suplir el déficit de vestimenta, calzado y hasta juguetes, para sus familiares más allegados. Llámese esposo, esposa, hijos, hijas, padres y madres.
Otra porción no muy pequeña de la ciudadanía, busca a través del medio de transporte más seguro del mundo, distanciarse definitivamente de su país natal. Huir de un sistema económico, político y social, que lo ha explotado durante más de 50 años y le imposibilita ver lo que acontece fuera de sus fronteras, por la censura de la información que les han impuesto.
Ellos buscan libertad, derecho prohibido en su lugar de origen, expresarse libremente, asociarse con quien deseen, cuando y donde quieran. Tener acceso a Internet y opinar como cualquier ciudadano del mundo. Poseer propiedades, ya que en su patria no son dueños ni de si mismos. Disfrutar de una vivienda o un negocio y no ser vigilados por sus vecinos.
Trabajar por un salario decoroso, tener un sindicato que verdaderamente responda a los intereses de los obreros. No verse obligados a abonar parte de sus ingresos a organizaciones políticas o de masas, que solo responden a la cúpula del poder. Y nunca formar parte de ingerencias en otras naciones del universo, como miembros de tropas militares intervencionistas.
El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, define al avión de: “Aeronave más pesada que el aire, provista de alas, cuya sustentación y avance son consecuencia de la acción de uno o varios motores”. Paradójicamente, para los residentes en Cuba es algo de tamaño mayor.
Un número considerable de pobladores cubanos nunca han viajado una aeronave, por los obstáculos que impone el gobierno en el poder. Cientos de ellos lo gestionan sin cesar, como única forma de obtener un suspiro en su medio económico y social. La generalidad lo ve como el medio idóneo para resolver las dificultades que abaten sus hogares.
Tras el surgimiento de las denominadas colaboraciones, cientos de médicos, deportistas, maestros y otros técnicos de diferentes especialidades se adhieren a las denominadas Bolsas de Empleo en el Extranjero, como única vía de partir hacia Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Ecuador. Cualquier país del continente asiático, africano y hasta al empobrecido Haití.
Aunque el gobierno cubano difunde al universo, que estos llamados “internacionalistas” viajan a países vecinos para apoyar a los necesitados, la realidad no es así. Es el modo de adquirir equipos electrodomésticos, muy difíciles de obtener en su país. Tales como un televisor, ventilador, computadora o un DVD.
Con el dinero acumulado durante los tres, cuatro o cinco años de misión u “colaboración”, según la clasificación gubernamental establecida. Estos tienen la posibilidad de hacerse de una vivienda o un auto. Además de suplir el déficit de vestimenta, calzado y hasta juguetes, para sus familiares más allegados. Llámese esposo, esposa, hijos, hijas, padres y madres.
Otra porción no muy pequeña de la ciudadanía, busca a través del medio de transporte más seguro del mundo, distanciarse definitivamente de su país natal. Huir de un sistema económico, político y social, que lo ha explotado durante más de 50 años y le imposibilita ver lo que acontece fuera de sus fronteras, por la censura de la información que les han impuesto.
Ellos buscan libertad, derecho prohibido en su lugar de origen, expresarse libremente, asociarse con quien deseen, cuando y donde quieran. Tener acceso a Internet y opinar como cualquier ciudadano del mundo. Poseer propiedades, ya que en su patria no son dueños ni de si mismos. Disfrutar de una vivienda o un negocio y no ser vigilados por sus vecinos.
Trabajar por un salario decoroso, tener un sindicato que verdaderamente responda a los intereses de los obreros. No verse obligados a abonar parte de sus ingresos a organizaciones políticas o de masas, que solo responden a la cúpula del poder. Y nunca formar parte de ingerencias en otras naciones del universo, como miembros de tropas militares intervencionistas.
Como humanos, disfrutar de una decorosa atención médica, gozar de un verdadero esparcimiento o asistir a una universidad, sin que medie aval político alguno. Aunque lo fundamental del periplo es alcanzar una alimentación, que este acorde al desarrollo del hombre como ser vivo, un privilegio de tan solo una minoría en la Mayor de las Antillas.
Para los cubanos, “fastear”, como se dice en el argot popular a las salidas al exterior, es lo más grande que le pueda suceder. Muchos, incluso los hijos de la nomenclatura, dado sus beneficios, lo comparan con la obtención de un premio relevante a nivel mundial. Significa absorción de oxígeno totalmente puro, prosperidad, sanidad, un nuevo florecer. En una sola frase: “Vida”.
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